top of page
Buscar

No Te Calles!!

  • Lic. Rocio Gozurreta
  • 8 mar 2018
  • 6 Min. de lectura

 

Cualquier mujer puede ser víctima de agresión, no importa su edad, educación o clase a la que pertenezca.

El agresor lo que busca es descargar su agresividad. Existen mujeres que no creen ser víctimas de violencia por no haber sido nunca materialmente golpeadas. Pero la violencia no son solo golpes.

Hemos encontrado que frente al caso de la violencia las opiniones más generalizadas tanto entre hombres como en mujeres es la de que los agresores sexuales son los enfermos mentales.

La violencia contra la mujer dentro del hogar, no se manifiesta solamente por medio de golpes físicos, existen formas más sutiles que provocan un impacto más dilatado en el tiempo pero que son tan destructivas de la personalidad como las que lastiman físicamente.

Cuando no se le reconoce a la mujer el derecho al descanso, no se le permite disponer del fruto de su trabajo o se las transforma en blanco de recriminaciones se les está infiriendo una agresión psicológica.

La infidelidad, la burla, la desestimación de sus opiniones constituyen otros tantos agravios que deterioran su imagen, la destruyen espiritualmente y la reducen a un objeto que no inspira respeto. Las mujeres siempre esperan que el hogar por ser el ámbito al que ellas dedican generalmente sus afanes, les brinde paz y comprensión.

No obstante, muchas veces sufren allí amenazas y ataques que provienen de padres parejas e hijos. Cuando la agresión se produce dentro del espacio hogareño, aprovechando una intimidad que protege al agresor e inhibe a la víctima, agravada por las superioridad física del hombre, se están ofendiendo los derechos individuales y se está creando la atmósfera donde se desarrollarán posible y potencialmente jóvenes traumados, delincuentes, drogadictos y nuevos hogares con idénticos problemas.

Nadie puede ignorar que todo hombre que amenaza o ataca físicamente a una mujer, sea esta su mujer, hija o hermana, incurre en una conducta castigada por leyes penales.

Ejercen violencia contra la mujer los que la maltratan físicamente, amenazan y todos los que subestiman su tarea, desprecian sus sentimientos, desconocen sus derechos, especulan con su trabajo y se aprovechan de su debilidad física.

¿CUÁL ES LA DINÁMICA DE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA?

​Para poder comprender la dinámica de la violencia conyugal, es necesario considerar dos factores:

1- su carácter cíclico

2- su intensidad creciente

Con respecto al primero se ha descrito un “ciclo de la violencia” constituido por tres fases.

  1. Fase de la acumulación de tensión; se produce una sucesión de pequeños episodios que llevan a roces permanentes entre los miembros de la pareja con un incremento constante de la ansiedad y la hostilidad.

  2. Episodio agudo; toda la tensión que se había venido acumulando da lugar a una explosión de violencia que puede variar en gravedad desde un empujón hasta el homicidio.

  3. Luna de miel; se produce el arrepentimiento a veces instantáneo por parte del hombre sobreviniendo un episodio de disculpas y la promesa de que nunca más volverá a ocurrir.

Al tiempo recomienzan los episodios de acumulación de tensión y el ciclo vuelve a iniciarse.

Con respecto al segundo factor, al de la intensidad creciente, se puede describir una verdadera escala de violencia: la primera etapa de la violencia es sutil, toma la forma de agresión psicológica y consiste en atentados contra la autoestima de la mujer. El agresor la ridiculiza, ignora su presencia, la compara con otras personas, la corrige en público, etc.

Estas conductas, no aparecen en un primer momento como violentas, pero igualmente, ejercen su efecto devastador sobre la víctima, provocando un progresivo debilitamiento de sus defensas psicológicas. Comienza a tener miedo de hablar, de hacer algo, a sentirse deprimida y débil.

En un segundo momento, aparece la violencia verbal, que viene a reforzar la agresión psicológica. El agresor insulta y denigra a la víctima, comienza a amenazarla con agresión física, homicidio, suicido. Así se va creando un clima de miedo constante

A continuación comienza la violencia física, y en medio de ésta, la exigencia de contacto sexual (violación).

La única forma de cortar el ciclo y la escalada de violencia es a través de una intervención externa. Según los casos, esta intervención, está dada por familiares, amigos, médicos, educadores, psicólogos, asistentes sociales, abogados, policía, etc.

PARA EVITAR LA VIOLENCIA DOMESTICA ES PRECISO CONOCER COMO SOCIABILIZAN HOMBRES Y MUJERES.

Es impresionante observar como vivimos en una sociedad inmersos en la violencia, la cual se presenta de manera cotidiana y permanente, y en ocasiones ya no nos damos cuenta de su existencia. Este mal no sólo se identifica con las familias de recursos económicos y niveles culturales bajos, sino con todos los sectores de la población.

Se ha definido violencia como un acto de abuso de poder, físico, económico, social, cultural y político para causar un daño psicológico o emocional y físico. Normalmente estos hechos se presentan en forma de cadena y se van incrementando conforme transcurre el tiempo.

La violencia doméstica se da básicamente a través de la formación del género que asimilamos y que llevamos a la práctica.

Para poder entender como se produce la violencia y como evitarla es necesario enumerar los factores que hacen a la familia propensa a este mal.

Entre ellos se destacan: el factor tiempo, por ser uno de los grupos que pasan mayor tiempo juntos, la diferencia de intereses por las edades y los sexos, la intensidad de la relación, la intrusión, el elevado estrés, los cambios que se pueden dar en cada uno de sus integrantes (el primer hijo o la estancia de los niños en la escuela) y la aprobación cultural, como pueden ser las diferencias entre sexos.

​​

La mujer como ser social, está condicionada de manera importante por su historia personal y la cultura en la cual se mueve. Si una mujer es maltratada y no intenta hacer algo para cambiar su situación y en cierta forma lo ve como algo normal; no es producto de su voluntad solamente sino que hay toda una historia familiar y un contexto social que lleva consigo y que le impide salir del estado de shock que le provoca la agresión.

Este fenómeno no es exclusivo de la mujer, también sucede al hombre, el maltratador, no lo es porque sí, conscientemente, sino que por una situación dada se siente impotente, inferior, inseguro y esto sumado a otros factores lo llevan a encontrar en la agresión su única catarsis.

Debemos considerar que esta situación que se plantea hasta el momento solamente entre dos personas involucra ahora sí a terceros. La violencia conyugal tiene incidencia en el núcleo familiar. Los niños integrantes de esta familia, verán la violencia como algo sumamente normal y en un futuro no sabrán reaccionar de otra forma que no sea esa. Buscarán una pareja que no sepa poner límites o que sea agente de violencia continuando así con el patrón que hoy, desde pequeños, perciben en su hogar.

No existen casos aislados, que para cada víctima hay un agresor, un hogar que propicia la agresión y una personalidad dada. Es un puzzle de varias piezas que el psicólogo puede ayudar a armar. Además, es una problemática circular que tenderá a repetirse ya que también constituye un modelo que se transmite de padres a hijos.

Por este mismo motivo, que es aún más importante la participación del psicólogo en los casos de violencia para así ayudar a la persona a reconocer que está siendo víctima de violencia y además como forma de prevenir daños físicos.

Otro punto importante que no constituye un descubrimiento necesariamente pero si es un punto a destacar es que hay diferentes formas de violencia, así como también existen diferentes formas de ocultamiento y nos surge como inquietud la interrogante de que podría hacer un psicólogo para evitar tanto sufrimiento durante tanto tiempo. Pensamos que es un campo que puede dar mucho a la labor del psicólogo y también un área para trabajar en la propia problemática y en la prevención.

También lo social juega un papel preponderante en cuanto a la violencia ya que es la que incentiva al hombre a definirse como tal a través de la asunción de un rol violento. Se es hombre si se actúa a través de la violencia. Evidentemente esto no es un valor compartido pero si es algo que estamos viendo ser promocionado permanentemente. Lo que contribuye a alimentar esa situación circular de la que hemos estado hablando.

Encontramos en este aspecto social una posible respuesta para ver porque la mujer se mantiene siendo víctima y puede ser por esa influencia de factores sociales (familia, círculo de amigos, etc.) que estimulan a la mujer a mantenerse en ese lugar.

Este tema nos moviliza, nos sensibiliza de gran forma como mujeres que somos, nos incentiva a seguir investigando sobre él.

Lo fundamental es que sea un punto de discusión abierto al debate, consideramos que en este tema: el silencio es el peor enemigo.


 
 
 

Comments


Entradas destacadas
Entradas recientes
Archivo
Buscar por tags
Síguenos
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square

© Psic. Rocio Gozurreta. Creado con Wix.com

bottom of page